En esas dos semanas lo pasamos genial enseñando nuestro deporte a las chicas del campus y tuvimos grandes momentos al lado de nuestros compañeros de trabajo en los tiempos libres. Las niñas americanas que acuden a estos campus de hockey son realmente educadas y nos hicieron el trabajo mucho más fácil a pesar de no dominar el inglés a la perfección. Poco a poco éste va mejorando. El horario durante el día era bastante duro teniendo en cuenta nuestras costumbres españolas, de eso se reían el resto del Staff. Nos levantábamos cerca de las 7 de la mañana y ya comíamos el primer bocado antes de ir a los campos a entrenar bajo el duro sol que nos castigaba, obligándonos a beber agua fresca cada 15 minutos.
A las 12 del mediodía, después de la primera sesión de stick en el verde nos esperaban las bandejas llenas de comida en el salón para almorzar casi sin hambre. Una hora para digerir las pizzas, hamburguesas y compañía que nos habían seducido y vuelta para el césped a jugar con las niñas. Con la bajada de la intensidad del sol ya nos tocaba la hora de cenar a las 5 de la tarde, casi una hazaña para nosotros cuando ésta hora se acerca más al momento del almuerzo que de la cena, pero la American way of life nos obligaba a acostumbrarnos a sus horarios y sus costumbres. Después de ésta última comida, y aún con el último trago de coca-cola en el cuello nos dirigíamos al pabellón deportivo de la Universidad para empezar los torneos por equipos entre las chicas. Cada entrenador tenía su propio equipo y alternábamos esta labor con la de arbitrar los partidos en los cuales nuestras niñas descansaban. La verdad es que es todo un merito lo bien que juegan estas jovencitas con el stick teniendo en cuenta las condiciones que tienen; un campo de hierba natural que dificulta muchísimo más la práctica de éste deporte.
El fin de semana libre entre estas dos semanas de trabajo lo pasamos junto a las college crew (monitoras responsable de las niñas cuando éstas no tenían actividades deportivas) en las mismas instalaciones de la Universidad y pasando un día entero en la ciudad de Philadelphia, una localidad bastante europeizada en cuanto a su arquitectura y con un predominio considerable de gente de color, la pasamos muy bien durante éste STOP & GO y nos vino genial para encarar la segunda semana con más fuerzas.
Uno de los campos dónde entrenábamos a las chicas
Santi haciendose amigo de la ardilla
Un edificio de Philadelphia
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada